La Sebastiana
£150.00
Mixed media, pencil and coloured markers, on paper. Signed original. Size: 11.7 x 8.3"
Based on the myth and legend of San Sebastián, symbol of erotic hunger, power and pain.
Saint Sebastian was a fervent Catholic, and he traveled to Rome to enlist in the army so that he could secretly help his co-religionists. He was appointed Captain of the Praetorian Guard by Emperor Diocletian, and became one of the ruler's "favourites."
When his religious inclination was discovered, the emperor ordered the execution of Sebastian by shooting him with arrows. But when Saint Irene went to collect the body, she discovered that he was still alive.
Upon recovering, he refused to escape from Rome and publicly confronted the emperor, who gave orders to beat him to death and throw his body into a sewer. Sebastian was pulled out of the sewers and buried on the Appian Way in Rome.
With the passage of time, this figure has become an emblem of a subculture; separated from society by its preferences, persecuted by an intolerant majority, but surviving and facing its persecutors.
The saint, an object of desire with a homoerotic charge, for many suggests "the epitome of sadomasochism." He became an emblem of masculine beauty, a symbolically penetrated young man, suggesting an escape and survival from public persecution. A symbol of "Hellenic beauty" that creators of different disciplines continued to use over the centuries. Oscar Wilde used it as a pseudonym when writing after his release from prison.
The writer Boisvert describes it as: "Here is the male body in its most beautiful and erotic form devastated by arrows, unmistakable symbols of phallic power and dominance, but still translucent and desirable in its grace and elegance. Here are death and sadism, but ennobled to the point of sexual hunger. "
In short, a passive young woman who woos death. Because we are him, we are her, we are them.
Técnica mixta, lápiz y rotulador, en papel. Original firmado. Tamaño: 21 x 29.7 cm.
Basado en el mito y leyenda de San Sebastián, símbolo del hambre erótico, el poder y el dolor.
San Sebastián era un ferviente católico, y viajó a Roma para enlistarse en el ejército y así poder ayudar secretamente a sus correligionarios. Fue nombrado Capitán de la Guardia Pretoriana por el emperador Diocleciano, y se convirtió en uno de "los favoritos" del gobernante.
Al descubrirse su inclinación religiosa, el emperador ordenó ejecutar a Sebastián disparándole un sin fin de flechas. Pero cuando Santa Irene fue a recoger el cuerpo descubrió que aún estaba con vida.
Al recuperarse, se negó a escapar de Roma y enfrentó públicamente al emperador, quien dio órdenes de matarlo a golpes y arrojar su cuerpo a una alcantarilla. Sebastián fue sacado de las alcantarillas y enterrado en la Vía Apia en Roma.
Con el paso del tiempo esta figura se ha convertido en un emblema de una subcultura; separado de la sociedad por sus preferencias, perseguido por una mayoría intolerante, pero que sobrevive y encara a sus perseguidores.
El santo, un objeto de deseo con una carga homoerótica, para muchos sugiere "el epítome del sadomasoquismo". Se convirtió en un emblema de belleza masculina, un joven simbólicamente penetrado, que sugiere un escape y supervivencia de una persecución pública. Un símbolo de "belleza helénica" que con el paso de los siglos los creadores de diferentes disciplinas seguían recurriendo a él. Oscar Wilde lo utilizó como pseudónimo al escribir tras su liberación de prisión.
El escritor Boisvert lo describe como: "Aquí está el cuerpo masculino en su forma más bella y erótica devastada por las flechas, símbolos inequívocos de poder fálico y dominio, pero aún translúcido y deseable en su gracia y elegancia. Aquí están la muerte y el sadismo, pero ennoblecidos hasta el punto del hambre sexual".
En definitiva, una joven pasiva que corteja a la muerte. Porque somos él, ella y ellos.